Aunque las Salinas del Carmen son unas salinas tradicionales con más de doscientos años de antigüedad, la captación de agua del mar se hace a través de un ingenioso sistema, nada convencional:
La fuerza del viento y el mar de Fuerteventura empujan las olas contra las rocas. De este impacto se forma una valiosa espuma marina que «salta» a una piscina natural: el Saltadero.
Esta espuma marina concentra el nivel más alto de sal y de mejor calidad y con ella elaboramos nuestra sal.
Cuando el agua recogida alcanza una temperatura adecuada gracias a la acción del sol de Fuerteventura , se canaliza por efecto de la gravedad hacia los tajos. Allí se deja secar hasta que aparece una corteza de sal.
El profundo conocimiento de las técnicas tradicionales de los salineros, su respeto hacia el uso de herramientas artesanales y su pasión por una profesión centenaria hacen el resto.
Con suma destreza y habilidad extraen esa corteza dejándola escurrir en el borde de los tajos. La Sal de Fuerteventura Salinas del Carmen, seca y limpia por el efecto del sol, ya está lista para consumir.
Un proceso sostenible en el que no interviene ningún tipo de máquina. Solamente se utilizan medios y recursos tradicionales.